Víctimas somos todos.
No es Javier Marías, mi autor favorito, pero ni por asomo. En realidad, dentro de mi "incultura" ni siquiera me terminaba todas sus columnas en XLSemanal (cuando allí navegaba al lado del Maestro de Esgrima), pero a veces es saludable leer en mejor prosa cosas que pasan por tu mente y que uno, torpe conjugador de nombres y verbos, la mayor de las veces no sabe expresar tan adecuadamente. Viene este párrafo a colación del interesante artículo que nos ha remitido hoy un compañero de Universidad, en el cual el escritor narra las peripecias de una amiga suya el pasado 30 de diciembre cuando fue a comprar El País y se encontró con esos jóvenes de "alma falangista" miembros todos de la AVT. Si quieren leerlo entero, sigan el enlace del título, si quieren un resumen, valgan las últimas palabras:
"Hay que decirlo una vez más: a las víctimas de ETA hay que compadecerlas, alentarlas, ayudarlas, procurar que reciban justicia y resarcirlas en la medida de lo posible, porque han pagado y sufrido en nombre de todos. Pero ser víctima no da la razón, ni hace más sabio, ni convierte a nadie en santo, ni lo exime de su obligación de respeto hacia los demás ciudadanos. Si una víctima delinque, no por eso deja de ser víctima, pero pasa a ser también un delincuente. Y si una víctima persigue e insulta a quien le lanza una mirada o lee el diario que le apetece, tampoco dejará de ser víctima, pero además se habrá convertido en un energúmeno, un intolerante, un enemigo de la libertad y un miserable. Que el señor Alcaraz, de quien las Víctimas están siendo víctimas en los últimos tiempos, se pare a pensarlo un minuto, y se aplique el cuento".
Una cosa más, una, yo anduve muy cerca de todo eso el pasado día 30, estuve en la T4 (oí la explosión y vi retumbar todo el edificio a las nueve menos cinco) y luego estuve por la tarde-noche en Madrid. Qué gran suerte tuve de no encontrarme a estos facciosos porque con la adrenalina que llevaba en el cuerpo no sé que hubiera pasado, aunque igual hubiera batido un record mundial, ser víctima el mismo día (más que víctima "afectado") de ETA y del nuevo Frente de Juventudes que ha creado el Señor Alcaraz y su profeta Federico.
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