De tránsito

En la vida siempre estamos de tránsito a alguna parte. A veces acertamos y otras no. Vamos a recoger algunos de esos momentos y pensamientos en este blog. Espero que gusten y sirvan para algo.

miércoles, agosto 16, 2006

Hoy acabo "Fiesta".

Hemingway y Mary con el actor Spencer Tracy en el bar del Floridita de La Habana, en septiembre de 1955.
Ernest Hemingway
es uno de esos personajes cuya vida/leyenda supera con creces -y con mucho- a su obra. Para los ortodoxos de la Literatura nunca será considerado uno de los principales escritores de la Historia, algo verdaderamente curioso si tenemos en cuenta que puede ser el escritor más afamado en cualquier parte del globo. Sus detractores lo tildaban de simple (Faulkner dijo que "nunca haría falta abrir un diccionario para leer algo suyo") y el resto de la gente nos preguntamos (ignorantes todos nosotros), "¿quién es Faulkner?".

Del amigo Ernesto podemos hablar -y hablaremos bastante- ya que es alguien siempre presente en nuestros viajes a Cuba (Santa Clara, Floridita, Dos Mundos, la foto con Fidel, el daiquirí (que no lo inventó él por cierto), etc.), pero hoy vamos a hablar del escritor y de su obra más temprana y quizá más fuerte, "Fiesta". Esta noche la acabo y no saben cuánto me arrepiento no haberla leído antes, sin duda alguna, ya habría incluido el Iruña y el río Irati (a los pies de Roncesvalles) entre mis tránsitos. Leánla, vale la pena, a mi me ha constado 8 euros en el FNAC.

"La carpintería narrativa de Fiesta se basa en la sucesión de dos partes contrapuestas que a su vez oponen dos habitats (París y Pamplona), dos modos de vida (el decadente mundo de los artistas desterrados y el primitivismo casi idílico de la fiesta), dos formas de enfrentarse a la vida (la bajeza de tipos como el ridículo Robert Cohn frente a la hidalguía del torero Pedro Romero). Si Pamplona puede sentir el orgullo de verse reflejada en la novela (por cierto, con mucha más exactitud de lo que se cree), no es por lo que ésta tenga de crónica más 0 menos fiel y elogiosa de sus costumbres festivas, sino porque en el transcurso del relato queda alzada a la categoría de lugar sagrado donde se cumple el rito de la purificación iniciado (capítulos XI y XII) en la pesca en aguas del Irati y sublimado finalmente (capítulo XIX) en las aguas de la Concha donde se baña el protagonista revivificado después de la fiesta." (José María Romera, 1999).

Por cierto, el hidalgo torero retratado por Ernesto se llamaba Cayetano en realidad, su bisnieto también y ahora es novillero, aunque pronto subirá de categoría. Hay cosas que nunca cambian esta nuestra España.

sábado, agosto 05, 2006

Comunismo o muerte.

los Castro y el Che en Sierra Maestra


Cuba, agosto 2006. De momento parece que va a seguir siendo comunismo, el Comandante en Jefe parece se recupera de la gravísima intervención del pasado fin de semana. Desde entonces, aunque con cierta tibieza, mucha gente viene opinando sobre el futuro devenir de la isla dando por sentado que el fin de los días de Fidel coincidirá con el fin de su régimen, algo a lo que la Historia nos ha acostumbrado y casi que parece una ley absoluta de ineludible cumplimiento.

Aunque realmente este tema da para mucho yo sólo quiero decir una cosa, dejemos a los cubanos iniciar y culminar el tránsito a su democracia, pasemos de querer tutelar ese proceso, que sea el pueblo cubano -culto, educado aunque hambriento de comida y libertades- quien elija libremente su sendero y arribe al puerto que deseen. Es su vida y nadie debe meterse en ella, para ello son un estado soberano, aunque unos cuantos trasnochados residentes en Florida aún no parecen haberse enterado. A los españoles nos dejaron, y no nos ha ido mal del todo, y eso que hemos tenido que soportar (en algunos casos soportamos aún) a indeseables como Tejero, Milans, Aznar, Trillo y Acebes, sin olvidar a los terroristas y a un montón de cantamañanas y chorizos tipo Luis Roldán. Aún así, el resultado no está mal del todo y creo que nadie daba por nosotros un duro hace treinta años, hoy por los cubanos, ¿quién daría un euro? Si hace falta, ya les mando yo uno.

martes, agosto 01, 2006

El Almirante de la Mar Océana transita hacia Sevilla, allí descansará en paz.

Cumplimos (no me gusta la palabra "celebrar" para hablar de la muerte de alguien) cinco siglos desde el fallecimiento de uno de los personajes más singulares de la Historia de todos los tiempos y lugares, Cristóbal Colón, por supuesto más criticado que alabado tal como corresponde a los verdaderos grandes hombres (y mujeres) de nuestra sociedad.

A lo largo de algunos meses se ha venido desarrollando en la Universidad de Granada una interesante investigación que pretendía dilucidar a través del ADN (escaso por cierto ya que ha pasado mucho tiempo y sólo hay 200 gramos de huesos para analizar) si los restos mortales depositados en la magnífica y algo estrambótica tumba que hay en la Catedral de Sevilla corresponden a los del Almirante.

tumba de Colón en la Catedral de Sevilla
Al final así ha sido, el ADN de esos restos mortales coincide con los de uno de sus hijos (debidamente documentados, para que alguien venga luego a decir para qué sirven los documentalistas) y se puede establecer a ciencia cierta a quién corresponden, algo nada típico en este personaje, porque si hay alguien en la Historia verdaderamente enigmático, ése ha de ser Cristóbal Colón quien mientras muchos elucubran sobre su nacionalidad, sobre si se acostó con la Muy Católica Reina o sobre si un marino iluminado le pasó el mapa para llegar a la República Dominicana, seguro que se estará riendo mientras señala hacia el Mar (su verdadero tránsito) desde el final de la Rambla, muy cerquita de donde alguien tropezó con la negra flor, que creció tan hermosa de su tallo enfermizo.

Monumento a Colón en el puerto de Barcelona